lunes, 21 de enero de 2013

Reseña de Otoñales



Otoñales; poesías de Arturo Reyes.-Ave, Fémina; cuentos de Miguel Sawa.

Dos libros de interés, de los que se leen con gusto y se recuerdan luego con regocijo, han quedado olvidados entre el fárrago de publicaciones que á diario deja el correo en la redacción; y aunque á deshora, y hablando de ellos con ventaja, porque el éxito de la librería justificó de antemano el elogio, no es justo negarles el merecido homenaje, por ser como son los libros, y por ser sus autores dos distinguidísimos literatos, novelista bien reputado el uno, cuentista el otro de exquisito gusto y verdadera originalidad. 

El primero de estos libros es el tomo de poesía que Arturo Reyes, el notable novelista malagueño, publicó hace poco con el título de Otoñales. Bien juzgado ya por la Prensa y por el público, puede hablarse de él sin peligro, extremando el elogio cuanto se quiera; el mío, sin embargo, no puede ser incondicional. 

Es más conocido Arturo Reyes entre nuestros modernos escritores como novelista y como cuentista. Cartucherita, El lagar de la Viñuela, La goletera, Del Bulto á La Coracha, diéronle merecida reputación. Su estilo personal, vigoroso y pintoresco, poético y enérgico a la par, le hicieron destacarse como figura literaria regional de gran relieve. Nadie, como él, daba vida al carácter andaluz, ni copiaba mejor su pintoresco lenguaje, lleno de imágenes y de giros poéticos, ni hacía sentir más poderosamente las pasiones de aquella gente sana y sencilla de la tierra de Málaga. 

Yo conocí en Arturo Reyes antes al poeta que al novelista, y el poeta dejó en mi ánimo, con sus vigorosos cantos del libro Desde el surco, impresión más honda que el novelista de pura vena andaluza. Era su musa noble y valiente; musa de pelea, que cantaba amarguras del trabajo y penas de la lucha en el terruño, alentando á la redención y al progreso. 

Sus poesías vibrantes y llenas de sentimiento, vigorosas y ardientes, revelaban un alma de poeta admirablemente templada. Pues, de aquellas poesías del libro Desde el surco, á estas otras de Otoñales, advierto yo gran diferencia. Lo que ha ganado el poeta en corrección y delicadeza, lo ha perdido en vigor y entusiasmo. 

La musa que en este libro inspira á Arturo Reyes es tierna y melancólica, triste y desmayada á veces; es musa de otoño, amargada de la vida, un tanto escéptica, y aquella otra que cantaba la lucha en el terruño, era musa de primavera, desordenada é incorrecta, pero llena de fuego. 

Nada, sin embargo, puede reprocharse á estas nuevas poesías de Arturo Reyes. Inspirado siempre, lleno de ternura, versificando con tanta galanura como sencillez, el poeta de Otoñales deleita y conmueve al mismo tiempo. El lector se identifica con el poeta, y en La trilla, La vendimia, Siempre igual, Hetaira, El corazón y la cabeza, Mírala, Realidades, La fuente y el caminante y otras, como él siente y piensa. 

Este es el mejor elogio que del poeta puede hacerse, aunque acaso será más expresivo el de la liquidación del librero, que agotó los ejemplares de Otoñales.


L. R.

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