domingo, 20 de enero de 2013

Reseña de Del Bulto a la Coracha





Hasta ahora ha sido amigo nuestro Arturo Reyes. Desde ahora creemos que no lo será, pues nos vemos en el caso de decirle que su último tomo de cuentos, bautizado con el enigmático y poco sugestivo título Del Bulto á la Coracha, nos ha parecido de lo más asaura que se ha escrito en estos albores del siglo XX y de la regeneración.

Francamente, nos molestan las gracias del Garañón, del Churrete, de Pepa la Jabalina y del Galigardeta.


¡El Galigardeta!.. ¡Uf! Parece el apellidó de un personaje de nuestro clásico, inolvidable y difunto amigo Urrecha, RIP.

Nos pareció bien Cartucherita, mejor El lagar de la Viñuela y toleramos algunos otros cuentos, chismes y excesos malagueños de Reyes; pero eso del Galigardeta es un empacho; créanos Arturo Reyes, que se lo decimos sin gana de regañar.

Además, no es licito escribir párrafos como el siguiente:

«El cortejo, formado en su mayoría por hombres de pelo en pecho, vestidos todos con las ropas de las grandes solemnidades, departían en grupos á pocos pasosdel fúnebre vehículo».

No, amigo Reyes, así no so escribe; no hay necesidad de faltar á la Gramática ni de amontonar frases de pacotilla para conseguir efecto, como si fuera uno un grafómano de tres al cuarto, ávido de llenar pliegos.

Por ahí viene la muerte, que con el mismo pie pulsa las tabernas de los Galigardetas regumque turres, es decir, y los alcázares de los Reyes (D. Arturo).

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